BOLIVIA: Soy minerooooooooooooo...en Potosi

Todo el mundo comentaba lo mucho que valía la pena ver las minas de Potosí por su realismo pues no son museos sino minas reales, con sus mineros reales y su oro y su plata también reales. Era una parada obligatoria pero había algo que me preocupaba: mi claustrofobia.

 
Después de que en la agencia nos aseguraran que yo podría salir en cuanto quisiera decidí mentalizarme pues muy probablemente eso fuera “casi” mentira.

Inspiración, expiración, protocolo de compra de materiales para obsequiar a los mineros, ritual de agradecimiento a la Pachamana, una visitilla a una planta refinadora…

Y para dentro!

Caminando por los primeros pasillos me sentía bien pero las corrientes de aires, la oscuridad, la estrechez, el olor a azufre creaban una atmosfera de lo más extraña.

Fuimos caminando, bajanos niveles, conociendo mineros todos elos autónomos (heredas o compras una parte de la mina y eso te da derecho a explotarlo tanto como quieras), viendo las venas de plata, y sintiendo cada vez más el calor de la mina.  Con cada piso disminuís el espacio al igual que aumentaba la temperatura. En el peor momento, cuando estábamos metidos en una grieta a más de 40 grados creo que todos empezamos a preguntarnos: cuándo se acaba esto? Caminamos rápido, escalamos aún más rápido –mientras yo seguía concentrada-  y cuando al final del tunel ves la luz y notas la brisa fresca… Te alegras tanto de no ser minero.

Y quizá alguien se pregunte ¿Dónde está todo ese oro? Porque en Bolivia parece que no…Pues los españoles se lo llevaron, y a éstos se los robó un pirata inglés. Así que a saber donde acabó!

Sobre este honorable trabajo hay un documental muy recomendado, se llama “Las minas del diablo” y fue rodado en estas mismas minas. Aunque no tengais el olor a azufre y los 40 grados creo que pone los pelos de punta.