Así pues el reto del primer día de expedición era llegar sanos y salvos a Sta. Teresa. Y lo conseguimos! Y no solo eso... disfrutamos de paisajes IM-PRESIONANTES! No teníamos ni idea de todo lo que veríamos cruzando el Valle Sagrado. Las fotos que hicimos no hacen para nada justicia a la realidad. Teneis que verlo!!
La primera parte del viaje transcurrió con mucha tranquilidad. Solete, carretera asfaltada, casi sin tráfico y algunas vistas bonitas a los cerros cercanos algunos ya nevados.
La cosa se fue animando y hasta cruzamos algún pueblo en fiestas a primera hora de la mañana.
Tan flipada iba la copiloto con los paisajes y las fiestas que se pasó de vuelta el mapa y nos desviamos un poquito de la cuenta. Pero valió la pena la hora de más por caminos de cabras, sin saberlo visitamos el Lago Huaypo que era puro espejo!
Recuperamos la carretera y la orientación y nos dirigimos a Urubamba donde paramos a desayunar.. o almorzar... para seguir hasta llegar a Ollantaytambo, pueblo famoso por tener ruinas incas. Esta vez y despues de las 4 horas en Pisaq nos conformamos con verlas desde lejos.
A la salida de Ollataytambo la cosa se empezaba a poner interesante... Curvas, curvas.. y más curvas... y otra curva más... Y sin darnos cuenta dejamos atrás hasta el sol y nos metimos en la nube negra. Estaba claro que empezabamos la escalada a la cumbre del punto más alto del recorrido: Abra Malaga.
El frío no perdonaba y en la agencia no quedaban guantes para copilotos... Como si para mirar el mapa no necesitará las manos!!
Después de pasar la cumbre empezamos a bajar y por fín volvimos a ver el sol y no sólo el sol. Todo el Valle Sagrado y el rio Urubamba. Él nos llevaría (más o menos) directos a Machu Picchu.
Seguimos la ruta, aún asfaltada, y disfrutando del paisaje descubrimos a unos polluelos en apuros. Su gallina madre había escogido un lugar no muy cómodo para montar el chiringuito y dos se habían caído a la carretera. Después de las fotos recordatorio básicas los pusimos de nuevo al calor de su mamá. No sé yo si aguantarían mucho allí, eran un poco inquietos...
Y poco más adelante empezó el desmadre. Se acabó el asfalto, llegaron las obras, los riachuelos, los charcos, los rios, los puentes de dudosa seguridad... pero con calma y mucho cuidado llegamos a Santa Maria.
Ya sólo quedaba el último tramo hasta Sta. Teresa, pero aunque el más corto, tmb era el más difícil. Y para más emoción la gasolinera de Sta. María estaba sin gasolina. Mmm... Interesante! Cuanto duraría la reserva de la moto?
De vez en cuando parabamos para descansar y jugar con algunos compañeros de viaje de lo más simpáticos.
Menos mal que la gasolina no nos jugó malas pasadas porque bastante teníamos con concentrarnos en el camino. Aunque parezca muy impresionante... lo era!! pero el camino era suficientemente ancho para ir tranquilo y no correr peligro.
Aunque era inevitable tener los pelos de puntaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
Y cuando el dolor de culo ya era irresistible al fondo del camino, cuatro curvas más para allá, pudimos ver el pueblo de Sta, teresa. Por fíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!!!!
Y como buen pueblo agradecido nos dió la bienvenida garantizandonos unos baños termales de agua calientita a la luz de la luna totalmente naturales ( más o menos..) y gratuitos. Olé! perfecto para relajar el cuerpo antes de la subida al gran Machu Picchu.
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