Para que os hagáis una idea este día entró desde bien tempranito en el Top Ten del viaje. Miguel Colorado es sin duda una de nuestras mejores recomendaciones. Ya le gustaría a National Geographic. Todo lo que a continuación explicamos va a parecer una flipada, pero así lo vivimos.
Nos levantamos en Escárcega, una ciudad más fea que bonita, y para variar cogimos un autobús que nos acercó al cruce con Miguel Colorado. Allí nos enteramos que teníamos que caminar unos 4 Km, menos mal que José Luis nos esperaba con su moto adecuada para 3 personas. Él nos enseñó el pueblo de 4 calles donde viven unas cuantas familias en cabañas de madera sin preocuparse de nada de lo que pasa más allá del cruce; y nos llevo al cenote Azul. Adjunto imagen porque no tengo palabras.
Nada tenía que ver con los cenotes de la Rivera Maya a lo Port Aventura con taquilla y restaurante dentro. Era un hueco enorme y redondísimo en medio de una montaña y lleno de agua. Un lujo pegarse un baño las dos solas en un sitio así. Y eso que se rumoreaba por ahí que había cocodrilos…
Después de un bañito así nos entró hambre, pero en este pueblo no había ningún bar, ni restaurante; tan sólo una tiendita de Abarrotes (cosillas varias…). Nos acercamos allí muertas de hambre y cuando parecía que íbamos a comer pipas con galletas de chocolate, nos hablaron de Julia, una excelente cocinera del pueblo que se ofreció a cocinarnos unos huevos con salchichas. Y no sólo eso, si no que nos sacó a probar algunos de sus platos más célebres: pollo a la naranja, chile habanero (de lo que pica te duerme desde la punta de la lengua hasta los riñones!). Un encanto de mujer que no pretendía cobrarnos nada. Sabemos que en poco tiempo, cuando este pueblito –en parte por nuestra culpa de ser bocazas!- se haga más turístico, seguro que tiene una posadita llamada Julia.
Nada tenía que ver con los cenotes de la Rivera Maya a lo Port Aventura con taquilla y restaurante dentro. Era un hueco enorme y redondísimo en medio de una montaña y lleno de agua. Un lujo pegarse un baño las dos solas en un sitio así. Y eso que se rumoreaba por ahí que había cocodrilos…
Después de un bañito así nos entró hambre, pero en este pueblo no había ningún bar, ni restaurante; tan sólo una tiendita de Abarrotes (cosillas varias…). Nos acercamos allí muertas de hambre y cuando parecía que íbamos a comer pipas con galletas de chocolate, nos hablaron de Julia, una excelente cocinera del pueblo que se ofreció a cocinarnos unos huevos con salchichas. Y no sólo eso, si no que nos sacó a probar algunos de sus platos más célebres: pollo a la naranja, chile habanero (de lo que pica te duerme desde la punta de la lengua hasta los riñones!). Un encanto de mujer que no pretendía cobrarnos nada. Sabemos que en poco tiempo, cuando este pueblito –en parte por nuestra culpa de ser bocazas!- se haga más turístico, seguro que tiene una posadita llamada Julia.
Ya con fuerzas seguimos la excursión con José Luis, esta vez íbamos a ver otro cenote que no tenía agua pero en el que anidaban un montón de murciélagos que al oscurecer salían a pasear. Estuvimos caminando por el cerro mientras José Luis nos contaba historias del lugar y millones de mosquitos nos chupaban la sangre sin cesar, esperando que llegara la hora. De camino nos tropezamos con unos amiguitos: 3 monos araña que jugaban en la copa de los árboles sobre nuestras cabezas. Nos hinchamos a hacer fotos y en breve llegó la hora de despedir a los monos para ir a ver a los murciélagos, así que fuimos hacia el cenote. A las 19.00 se empezó a escuchar un revoloteo. Nos asomamos al hueco de más de 250m del que apenas veíamos el final y de repente millones (y no exageramos!) de murciélagos empezaron a subir lentamente dibujando una espiral de lo más organizada. La subida duró como 4 o 5 minutos lo que nos dio tiempo a flipar bastante. Era increíble verlos pasar a unos 3 metros de ti y que parecieran un manto de agua. Era como si lo pudieras tocar. Impresionante!
Cuando se nos pasó el momento “flipo con los murciélagos” bajamos el cerro dejando una luna llena y enorme a nuestra espalda. Eso sí! sin parar de comentar la jugada!
El saltito de la ranita...
y el mono saltarin!!!
Otros monitos araña...
Con Jose Luis!!
La casa de los "millones" de murcielagoooooos!
Oooohhh!!!!
Dice el "dicho": Si las palabras no pueden mejorar el SILENCIO, no hables. Por esta misma razón no digo nada; solo siento, me emociono, AMO; y dejo hablar a
ResponderEliminarJean-Baptiste Lacordaire:"La palabra"quiero hacer" está en los labios de casi todos, también en el corazón de bastantes, pero en la voluntad de muy pocos"
GRACIAS Marta&Elena
Que paseis unas fiestas entrañables
ResponderEliminarPensaremos en vosotras
Besos mami Ana